Cerrando la primera semana del año, es inevitable reflexionar sobre los resultados obtenidos en los últimos años. Mucha gente pone su fe en Dios, otros buscan alternativas donde les revelen su futuro, y otros son completamente apáticos a todo. Yo soy de las personas que me gusta poner todo a prueba, y a partir de la experiencia, compartir mis resultados y llegar a mis propias conclusiones.
Hay gente que parece tener "buena suerte"; desde que nacen parecen tener el "Midas touch" para que todo les salga bien. También he conocido personas que han hecho el esfuerzo por llegar a la cima en sus carreras y lo han logrado. Pero por otra parte, conozco quienes han desarrollado sus talentos pero no los han potenciado, y así mismo, los que han luchado por progresar y sus resultados son mínimos.
Mucho se habla de la disciplina -lo cual es real- y de ser consistente para lograr una meta u objetivo. Pero también hay unos factores que van más allá. La famosa frase de "estar en el lugar indicado a la hora indicada" describe a perfección lo que quiero decir. En mi caso particular, he querido dedicarme de lleno a social media management y publicidad, pero el camino se abre hacia la música. El año pasado estuve 4 meses sin redes sociales, y aún así me llegó una gran oportunidad para tocar piano y dirigir a un cantautor puertorriqueño muy querido. (De esto hablaremos en otro blog.)
Entonces, ¿es suerte? ¿hay un destino marcado? A veces me pregunto: ¿Realmente tenemos control y poder absoluto para lograr TODO?, ¿o somos parte de una computadora cuántica universal donde hay un encargado de "typear" los "scripts", presiona "enter" y nosotros ejecutamos? Mi resolución global para este año es encontrar respuesta a esas preguntas.
Mientras tanto, sigo estudiando, aprendiendo y preparándome por si llega otro "golpe de suerte", la oportunidad me encuentre lista para accionar. Seguimos.
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